
Cerca del parque. Antes del futuro.

El juego de la pareja de muñecas espera que lo rellenen. De historias que rebosen el vaso de sensaciones. De abrazos que consuelen. El juego de las costuras que aguantan el tiempo que haga falta. Más de un viaje al remolino de limpieza de una lavadora. El juego de las caras que miran con una expresión pintada en la tela.

Así que las dejamos descansar, sobre un mueble. Dejamos que se den cuenta de la tarea que llevarán a cabo. Dejamos que se tomen minutos, horas, días de reflexión.
De manera que las vemos como ya no estarán nunca más, como una promesa envuelta, un laberinto de colores a la espera de sus nombres.

Empieza dentro de poco.